Celebrar la vida, ese debe ser el propósito de los humanos en la tierra; la muestra de ello, lo da una fundación en Tuluá. Le apuestan a salvar la infancia del trágico mundo de las drogas. Un sector vulnerable de Tuluá, la santa cruz, un lugar que marca huella de reconstrucción social en la historia del corazón del valle, ahora es el refugio donde se resguarda la esperanza, la misma, que da la tranquilidad que los niños necesitan para una formación sana que incite a la unión en la Villa de céspedes.

La fundación unidos por Tuluá lleva cuatro años trabajando en las comunidades vulnerables del municipio y como manifestaba su representante, Martín Adolfo Ponce, el enfoque es mostrarles a los niños otro ángulo del mundo que los rodea, en este caso, el fútbol.



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