Los asistentes, ansiosos por mostrar su espíritu festivo, desfilaron reflejando su entusiasmo por la ocasión. Además, la felicidad se plasmaba en los rostros de los participantes. Sus caras estaban adornadas con pintura y accesorios cuidadosamente seleccionados para complementar sus disfraces, demostrando el esfuerzo por dar vida a su personaje con creatividad y alegría.
Los adultos mayores disfrutaron de una relajante sesión de rumba terapia que los mantuvo en movimiento y llenos de energía. La música y el baile llenaron el ambiente, y no faltaron las risas y sonrisas mientras los participantes se movían al ritmo de la música.
Además, la mesa de dulces y golosinas fue un éxito entre los participantes, quienes deleitaron sus paladares con una variedad de dulces. Los sabores clásicos de la infancia resurgieron en la reunión, recordando a todos que la diversión no tiene edad.
Esta celebración no solo destacó la vitalidad y el espíritu de los adultos mayores, sino que también fortaleció los lazos de amistad y comunidad en el grupo mayor años maravillosos. La fiesta de disfraces demostró que la diversión y la alegría no tienen edad, y que cada momento puede convertirse en una oportunidad para crear recuerdos invaluables.