Como cada año, entre los meses de julio y octubre, el Pacífico colombiano se convierte en el escenario de uno de los espectáculos naturales más impresionantes del planeta. Durante este período, cientos de ballenas jorobadas, tras recorrer cerca de 8.500 kilómetros desde la Antártida, arriban a las cálidas aguas de esta región. Su llegada marca el inicio de un ciclo de apareamiento y nacimiento de crías, antes de que las majestuosas criaturas emprendan el regreso al continente blanco.
Para asegurar que tanto los habitantes como los turistas puedan disfrutar de este fenómeno con seguridad, diversas unidades de la Armada de Colombia, incluyendo Superficie, Guardacostas e Infantería de Marina, junto con otras autoridades regionales, han intensificado los dispositivos de seguridad. Las medidas de vigilancia se extienden desde Juradó, en Chocó, hasta Candelilla de la Mar, en Nariño, abarcando los Parques Nacionales Naturales de Gorgona, Sanquianga, Uramba, Utría y el Santuario de Fauna y Flora de Malpelo.
La Dirección General Marítima (DIMAR) juega un papel crucial en esta operación, llevando a cabo inspecciones en litorales, playas y puntos de zarpe y arribo de embarcaciones. El objetivo es garantizar el cumplimiento de la normativa de navegación, que incluye el uso obligatorio de chalecos salvavidas, equipos de comunicación y la documentación adecuada para los buques turísticos que se acercan para observar a las ballenas.
Además, estos controles se coordinan con la Fuerza Pública, autoridades locales y ambientales, así como con los sectores transportador, hotelero y empresarial. Esta colaboración busca asegurar la disponibilidad de canales de comunicación efectivos para responder a cualquier eventualidad que pudiera surgir durante la temporada.
Bahía Málaga, reconocida por ser un hábitat ideal para las ballenas jorobadas, ofrece condiciones perfectas para los procesos de reproducción y nacimiento de estas majestuosas criaturas. Su singular ecosistema se convierte en el lugar perfecto para que las ballenas realicen sus rituales de procreación, consolidando aún más la importancia de proteger y preservar este entorno natural.