En el Hospital Departamental Tomás Uribe Uribe de Tuluá, la risa ha sido incorporada oficialmente como parte del tratamiento hospitalario, y lo hacen de la mano de sus propios profesionales de la salud. Un total de 30 trabajadores del hospital, desde auxiliares de enfermería hasta conductores de ambulancia, han comenzado a formarse como payasos hospitalarios con el objetivo de mejorar la experiencia de los pacientes y brindarles momentos de alegría, especialmente a aquellos que atraviesan momentos difíciles.
Este programa pionero en el Valle del Cauca no solo está transformando la atención hospitalaria, sino también la vida y las funciones de los propios profesionales de la salud, quienes asumen un rol completamente diferente: ser los encargados de generar sonrisas y bienestar a través del humor, el juego y la creatividad.
Ángela María Vargas: «Colorina» y su misión de regalar sonrisas Ángela María Vargas, auxiliar de enfermería en la consulta externa del hospital, es una de las profesionales que más se ha comprometido con este enfoque innovador. Para ella, la decisión de sumarse al curso de clown hospitalario no fue solo una cuestión de formación, sino una forma de cumplir con su vocación desde un ángulo completamente nuevo. “Me gusta mucho reír y regalar mi sonrisa. Sabía que este curso me permitiría hacer mucho bien a los pacientes. El humor puede cambiarles el día, aliviar el estrés y ayudarles a sentirse mejor, tanto emocional como físicamente”, comenta Ángela con entusiasmo.
Como parte del proceso de formación, Ángela ha adoptado el nombre de Colorina para su personaje, quien no solo busca arrancar sonrisas, sino también regalar color a la vida de los pacientes. “Cuando llegas con tanto color, el ambiente cambia por completo. Es impresionante cómo un simple detalle como los colores pueden generar sonrisas espontáneas”, explica. Para Ángela, ser parte del programa de clown hospitalario también ha supuesto una experiencia de crecimiento personal. “Es salir de la zona de confort, explorar la creatividad y la imaginación. ¡Es como volver a ser niños!”, agrega.
Óscar Fernando Gómez: «Súper Oscar Saurio» y su misión de contagiar felicidad
Por su parte, Óscar Fernando Gómez Potes, conductor de ambulancia del hospital, ha decidido unirse al programa con el mismo entusiasmo. Aunque todavía está trabajando en su personaje, ya ha comenzado a perfilar a Súper Oscar Saurio, un personaje que promete ser dinámico, energético y lleno de humor. “Me animé porque quiero hacer reír a los niños, que siempre son los más afectados emocionalmente por la hospitalización. Verlos reír, sentir que mi presencia les hace bien, me llena de satisfacción”, comenta Óscar.
A diferencia de su rol habitual como conductor de ambulancia, en el que su función es más técnica y seria, en el ámbito del clown hospitalario, Óscar se convierte en un agente de alegría. “Mi personaje es un superhéroe, un dinosaurio muy chistoso que va a alegrar a todos. Todavía estoy perfeccionando mi personaje, pero sé que voy a hacer mucho bien a los pacientes. Cuando me pongo en personaje, ¡todo se vuelve más divertido!”, dice Óscar, quien ya ha tenido sus primeras experiencias como clown hospitalario y ha logrado arrancar algunas sonrisas entre los más pequeños.
Una transformación en los roles del personal del hospital El programa de clown hospitalario no solo está cambiando la forma en que los pacientes experimentan su tratamiento, sino que también está transformando los roles de los propios profesionales del hospital. Ángela y Óscar, junto a sus compañeros, no solo brindan atención médica, sino que ahora también se convierten en generadores de bienestar emocional, un complemento vital en el proceso de recuperación de los pacientes.
“El humor tiene un poder inmenso. No solo ayuda a reducir la ansiedad y el estrés, sino que también mejora el estado físico de los pacientes, ya que la risa libera endorfinas, las hormonas del bienestar. Lo que buscamos con este programa es hacer sentir a los pacientes que no están solos, que estamos aquí no solo para curarlos físicamente, sino también para mejorar su calidad de vida emocional”, explica Carolina Martínez, psicóloga y coordinadora del programa de clown hospitalario.
La risa como terapia complementaria Además de ser una terapia emocional, la risa se ha demostrado efectiva en reducir el dolor y aumentar las defensas del cuerpo, lo que puede acelerar el proceso de recuperación. La intervención de los payasos hospitalarios, a través de juegos, bromas y pequeños espectáculos, tiene un impacto positivo en el bienestar de los pacientes, especialmente aquellos que enfrentan procedimientos médicos invasivos o largas estancias hospitalarias.
El hospital ha recibido retroalimentación positiva tanto de los pacientes como del personal, quienes han constatado los beneficios emocionales que trae la risa terapéutica.
A los pacientes les resulta cómodo y hasta “curativo” el poder desconectar de la tensión diaria que genera la hospitalización, y los profesionales de la salud también han notado una mejora en su capacidad de empatizar con los pacientes. Un programa en expansión
El Hospital Departamental Tomás Uribe Uribe tiene previsto expandir el programa de clown hospitalario para que más áreas del hospital se beneficien de este enfoque terapéutico. Se espera que, en el futuro, más profesionales se sumen a esta iniciativa, incluyendo personal de otras áreas como terapia física, medicina general y hasta administrativos.
El hospital también planea crear actividades especiales en las que los personajes de los payasos hospitalarios interactúen con los pacientes de manera más lúdica y recreativa, como parte de su tratamiento emocional.