El cáncer de piel se ha convertido en una de las enfermedades más frecuentes y peligrosas a nivel global, pero, a pesar de su alta prevalencia, sigue siendo un tema poco abordado en muchos lugares, en parte debido a factores políticos y económicos. En el norte del Valle del Cauca, donde se registran altos índices de exposición solar, esta enfermedad se presenta con una frecuencia alarmante, sobre todo en sus formas más agresivas, como el melanoma y los tipos no melanoma.
El cáncer de piel se clasifica principalmente en dos tipos: melanoma y no melanoma. El melanoma, aunque representa solo el 4% de todos los cánceres de piel, es responsable del 80% de las muertes asociadas a este tipo de cáncer. Este afecta más comúnmente las zonas de las palmas de las manos, las plantas de los pies y las uñas, áreas donde la exposición al sol suele ser más intensa o prolongada. Por otro lado, el cáncer de piel no melanoma, que incluye el basocelular y el espinocelular, es más común, pero tiene una tasa de mortalidad significativamente menor.
A pesar de su alta tasa de incidencia, el cáncer de piel es una de las enfermedades más prevenibles. Según la dermatóloga Luisa Fernanda Rengifo Ávila, las medidas de fotoprotección son clave para evitar su aparición. Entre estas se incluyen el uso de sombreros de ala ancha, ropa que cubra la piel, buscar sombra y, por supuesto, la aplicación constante de protector solar. Estas prácticas no solo protegen la piel de los daños del sol, sino que también reducen el riesgo de desarrollar lesiones que puedan derivar en cáncer.
La concienciación sobre estos hábitos es especialmente importante en zonas como el norte del Valle, donde la exposición al sol es intensa durante todo el año. «Aquí tenemos una prevalencia bastante alta de cáncer de piel, sobre todo basocelular, porque las personas suelen exponerse al sol sin ninguna protección», explicó la dermatóloga.
El cáncer de piel, aunque prevenible en muchos casos, también es tratable si se detecta a tiempo. «Realizar un diagnóstico temprano es fundamental, ya que nos permite iniciar un tratamiento oportuno y evitar que la enfermedad avance», subraya Rengifo Ávila. Las personas deben estar alerta a cualquier cambio en su piel, como la aparición de nuevas lesiones o el cambio en el aspecto de manchas o lunares preexistentes.
En el Hospital Tomás Uribe, uno de los centros médicos más importantes de la región, se atienden semanalmente varios casos de cáncer de piel. La doctora Luisa Fernanda Rengifo Ávila, quien trabaja allí, ha observado un creciente número de pacientes con diagnósticos de cáncer de piel. Sin embargo, la esperanza sigue siendo alta, ya que cuando la enfermedad se detecta a tiempo, el tratamiento tiene altos índices de éxito.
A pesar de la gravedad del tema, aún falta concienciación entre la población sobre la importancia de prevenir el cáncer de piel. «Por eso este evento de educación en salud cutánea es tan relevante. Debemos comenzar a educar a la comunidad sobre los riesgos del sol y las prácticas correctas de protección», señaló Rengifo. Las campañas de concientización se han vuelto cruciales, no solo para prevenir el cáncer, sino también para disminuir la mortalidad asociada a esta enfermedad en la región.
El cáncer de piel es una de las enfermedades más prevenibles y tratables, pero para ello es necesario un cambio cultural en el cuidado de la piel. Protegerse del sol, estar atentos a los cambios en nuestra piel y consultar a un dermatólogo a tiempo son pasos esenciales para reducir el impacto de esta enfermedad en la población. La educación en salud cutánea es, sin duda, una herramienta fundamental para salvar vidas y prevenir la mortalidad por cáncer de piel en el norte del Valle y otras regiones del país.