El Valle del Cauca ha lanzado una iniciativa que promete transformar la industria editorial de la región hacia un modelo más sostenible. De la mano de InnovaTech, la Imprenta Departamental del Valle y el Fondo Editorial del Valle, se busca que todos los libros publicados bajo este sello sean carbono neutro, utilizando materiales como el bagazo de caña y tintas ecológicas.
Esta apuesta por la sostenibilidad pretende lograr que los libros cuenten con la certificación de huella de carbono cero, en línea con los objetivos globales de reducción de emisiones y protección de la biodiversidad.

Luis Alfredo Gómez, gerente de InnovaTech E.I.C., explicó que esta iniciativa no solo es una respuesta a los compromisos internacionales en materia ambiental, sino también una muestra del liderazgo del Valle del Cauca en la protección del medioambiente tras la COP16. Según Gómez, el proyecto busca generar conciencia ambiental en las nuevas generaciones, presentando una alternativa más ecológica para la producción editorial.
A primera vista, la propuesta parece ser un paso positivo hacia una industria más responsable con el medioambiente. El uso de materiales sostenibles como el bagazo de caña es un avance respecto a los métodos tradicionales de producción, que a menudo dependen de recursos no renovables. Además, el ejemplo del libro El Futuro Siempre Estará de Moda de Ángel Beccassino, considerado el primer libro 100% ecológico del país, destaca como un hito en este enfoque.
Sin embargo, la iniciativa también plantea preguntas que merecen ser discutidas. Aunque se presenta como un esfuerzo significativo por reducir la huella de carbono, es importante cuestionar hasta qué punto esta medida realmente contribuye a la sostenibilidad a gran escala. ¿Es suficiente la utilización de materiales más ecológicos si el resto de los procesos de producción no se optimizan igualmente? ¿Realmente se está logrando una reducción significativa en la huella de carbono, o simplemente se está aprovechando una etiqueta verde como herramienta comercial?
Otro aspecto que genera dudas es la comparación que hace Gómez entre los libros físicos y las versiones digitales. Asegura que imprimir un libro físico puede ser más beneficioso para el medioambiente, ya que un solo libro puede ser leído por muchas personas durante años, mientras que la lectura digital consumiría más energía a largo plazo.
No obstante, este argumento ignora el impacto ambiental de los dispositivos electrónicos, como los smartphones y las computadoras, así como la infraestructura de servidores y centros de datos necesarios para almacenar y distribuir los contenidos digitales. La pregunta clave es: ¿realmente estamos siendo más ecológicos al imprimir libros si no se considera el impacto total de las tecnologías asociadas con la lectura digital?
Además, no se puede pasar por alto el potencial de esta iniciativa como una estrategia de marketing. En un contexto donde los consumidores están cada vez más interesados en productos responsables con el medioambiente, proyectos como este pueden servir como una poderosa herramienta de diferenciación comercial. Aunque el compromiso con la sostenibilidad es admirable, es fundamental que los esfuerzos no se queden solo en la apariencia y que se traduzcan en cambios profundos y efectivos en toda la cadena de producción.
Por otro lado, la iniciativa refleja también el deseo del gobierno departamental de avanzar hacia un modelo de desarrollo más competitivo y alineado con las demandas de sostenibilidad global. Sin embargo, es necesario que este tipo de proyectos se acompañen de un seguimiento riguroso para evaluar su impacto real en el medioambiente, más allá de las buenas intenciones.
En conclusión, la apuesta por los libros carbono cero en el Valle del Cauca es un avance hacia la sostenibilidad, pero plantea interrogantes sobre la verdadera efectividad de esta estrategia. Mientras la región da pasos hacia una mayor conciencia ambiental, será crucial mantener una mirada crítica sobre la implementación de estas iniciativas para asegurarse de que realmente contribuyan a un cambio tangible y no se queden como simples medidas simbólicas o tácticas comerciales para captar el interés de los consumidores.