En el distrito especial de Buenaventura, la violencia ha dejado diez víctimas fatales en lo que va del año, encendiendo alarmas entre la comunidad y las instituciones. Ante esta situación, el obispo de Buenaventura, Rubén Darío Jaramillo Montoya, hizo un llamado a las estructuras criminales «Los Shottas» y «Los Espartanos» para que retomen el camino del diálogo y renueven su compromiso con la paz en la región.
Jaramillo Montoya, en nombre de los facilitadores del diálogo sociojurídico por la paz, la Iglesia Católica, la ONU, la OEA y delegados del Gobierno Nacional, expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y exhortó a las autoridades a garantizar la seguridad y promover condiciones dignas para los habitantes. «Reiteramos que la vida es sagrada, que solo Dios puede quitarla», declaró, mientras instaba a fortalecer las acciones que permitan construir oportunidades para todos.

La crisis en Buenaventura ha sido marcada por enfrentamientos entre grupos armados que han generado temor y desplazamientos en la comunidad. A nivel internacional, organismos como la ONU han señalado que la situación refleja profundas desigualdades estructurales, incluida la pobreza y la falta de acceso a oportunidades.
El mensaje del obispo y de las instituciones que lo acompañan busca no solo detener la violencia, sino también sensibilizar sobre la urgencia de un proceso de paz que incluya soluciones efectivas a largo plazo. Mientras tanto, la población sigue enfrentando las secuelas de un conflicto que parece no dar tregua.