América de Cali no levanta cabeza y en Bogotá volvió a mostrar su peor versión. El equipo escarlata fue superado sin apelaciones por La Equidad, que, con orden, intensidad y pegada, se llevó los tres puntos en la fecha 15 de la Liga BetPlay Dimayor 2025. Los vallecaucanos no solo perdieron 2-0, también perdieron la brújula, el pulso y —por momentos— hasta el alma.

Desde el primer minuto se vio un América desconectado, sin claridad de tres cuartos hacia arriba, flojo en los duelos individuales y muy lejos de lo que exige su camiseta. El Campin, convertido en una trampa de cemento, dejó en evidencia a un equipo sin respuestas, sin rebeldía y sin reacción. Los goles de La Equidad fueron apenas el reflejo de un equipo que supo aprovechar cada error de su rival.

En la zona mixta, la autocrítica no se hizo esperar. El técnico Jorge “Polilla” Da Silva fue directo al mentón: “Hoy no salió nada, absolutamente nada. Me voy avergonzado. Nos faltó carácter, corazón y eso no puede pasar en un equipo como América”. El uruguayo no escondió su frustración tras una actuación que dejó más sombras que luces.

Del lado de los jugadores, el experimentado Daniel Bocanegra también fue claro y sin rodeos: “Salimos sin alma, muy fríos. No tuvimos la actitud que exige esta camiseta. Tenemos que despertar ya, porque estamos en la recta final y así no vamos a ninguna parte”.

El resultado en Bogotá dejó a América con cinco partidos consecutivos sin conocer la victoria y con apenas tres triunfos en los últimos 18 juegos del semestre. Una racha preocupante que pone en duda la estabilidad del equipo en la tabla y que empieza a encender las alarmas en la interna.

Y como si fuera poco, el calendario no da tregua: se viene Huracán por Copa Sudamericana y luego el clásico vallecaucano frente al Deportivo Cali. Partidos que no solo definen el rumbo, sino que también pueden marcar el futuro del proyecto deportivo de Da Silva.

América necesita algo más que fútbol para volver a pisar fuerte: necesita actitud, rebeldía y memoria. Porque el escudo pesa, la historia exige y la hinchada —que nunca abandona— está cansada de ver un equipo sin alma en la cancha.

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